BIROSCA CARIOCA

34 años de buena música
HISTORÍA
2010s



La década de 2010 a 2020 fue uno de los períodos más difíciles en la historia de Venezuela, afectando profundamente a negocios y personas por igual. Aunque los primeros años del chavismo florecieron gracias a los altos precios del petróleo, la economía se volvió excesivamente dependiente de estos ingresos. Cuando los precios del petróleo se desplomaron en 2014, la nación se sumió en una crisis socioeconómica inimaginable. Los programas gubernamentales perdieron financiamiento, la hiperinflación se disparó y la escasez de efectivo, productos, medicinas e incluso gasolina se generalizó.
Mérida, una ciudad históricamente opuesta al gobierno y conocida por su larga tradición de protestas, fue particularmente golpeada. La ciudad pasó años en un limbo político, con dos gobernadores disputando el control en un momento dado. Las barricadas y las protestas contra el régimen chavista se volvieron comunes, pero para 2017, las represiones severas convencieron a muchos opositores de abandonar el país. Este éxodo masivo agotó la fuerza laboral local, debilitó a la clase profesional y dejó a muchas ciudades fronterizas, incluida Mérida, con la mitad de su población. La Universidad de Mérida, un pilar de la vida intelectual y económica de la ciudad, entró en un estado de declive, lo que disminuyó aún más la vitalidad de la ciudad. Una vez un centro de turismo y cultura, Mérida fue eliminada de los circuitos turísticos de Venezuela y comenzó a parecer una ciudad fantasma.
Birosca, como todos los negocios en Mérida, enfrentó desafíos inmensos durante este período turbulento. En 2016, el bar fue objeto de una demanda de desalojo por un conflicto en el contrato de alquiler, lo que añadió incertidumbre legal a una situación ya desesperada. Antes de que se resolviera la demanda, ocurrió una tragedia en 2017: Oscar González, fundador y dueño de Birosca, falleció en un accidente de motocicleta. Su muerte ocurrió durante una semana de intensa agitación política, mientras el gobierno impulsaba una controvertida reforma constitucional.
La muerte de Oscar fue un golpe devastador para la comunidad de Birosca. Una figura única y poco convencional, su resistencia a las normas y tendencias sociales había sido un pilar fundamental del bar. Aunque no era una presencia constante, su personalidad y visión eran integrales para la identidad de Birosca como un espacio cultural y alternativo.
A pesar de estos contratiempos, Birosca no cerró. Sin embargo, quedó enterrada bajo casi siete años de trámites legales, agravados por la demanda de desalojo en curso. El bar también tuvo que navegar algunos de los momentos más difíciles que Venezuela haya experimentado, incluidos apagones nacionales y escasez de gasolina que generaron colas de hasta seis días. Los habitantes de Mérida a menudo se despertaban preguntándose qué nuevo obstáculo enfrentarían.
La década terminó con la pandemia global de COVID-19, que trajo desafíos adicionales. En un giro surrealista, una tienda de frutas temporal abrió en el espacio de Birosca, provocando una mezcla internacional de humor, indignación y nostalgia. Aunque la tienda de frutas duró solo una semana, simbolizó el futuro incierto del bar. Las puertas de Birosca finalmente se soldaron, permaneciendo cerradas hasta 2021.